Los Derechos Miranda

Los Derechos Miranda

Ud. tiene el derecho a guardar silencio…

  • Cualquier cosa que diga puede ser usada en su contra en una Corte de Justicia. (Como menor de edad, cualquier cosa que diga puede ser utilizada en su contra en la persecución de un delito juvenil y también puede ser utilizada contra usted en una persecución criminal como adulto en el caso de que el tribunal juvenil decline, transfiera o no tenga jurisdicción sobre su caso).
  • Usted tiene derecho a tener un abogado. Si no puede pagarlo, se le proporcionará uno de manera gratuita si así lo desea.
  • Usted tiene derecho a que su abogado esté presente durante cualquier interrogatorio.
  • Usted puede ejercer cualquiera de los derechos anteriores en cualquier momento, antes de o durante cualquier interrogatorio, o al hacer cualquier declaración.
  • Para renunciar a estos derechos, usted debe conocerlos y entenderlos y después de haber sido informado de ellos, elegir de manera voluntaria contestar preguntas. Si usted no habla inglés dígaselo al oficial y pueden hacerse arreglos para que un intérprete participe en el caso.

Quién no ha escuchado alguna vez alguno de estos derechos en televisión, en el cine, o bien, como referencia a alguna nota periodística de actualidad. Es importante saber que toda persona detenida por la policía y cuya libertad se ha visto restringida, tiene el derecho a no autoincriminarse y conocer sus derechos establecidos bajo la V y VI Enmiendas de la Constitución de Estados Unidos.

Enmienda V.
(Ratificada el 15 de diciembre de 1791)
Ninguna persona será detenida para que responda por un delito punible con la pena de muerte, u otro delito infame, sin un auto de denuncia o acusación formulado por un Gran Jurado, salvo en los casos que se presenten en las fuerzas terrestres o navales, o en la Milicia, cuando estas estén en servicio activo en tiempo de Guerra o de peligro público; tampoco podrá someterse a una persona dos veces, por el mismo delito, al peligro de perder la vida o sufrir daños corporales; tampoco podrá obligársele a testificar contra sí mismo en una causa penal, ni se le privará de la vida, la libertad, o la propiedad sin el debido proceso judicial; tampoco podrá enajenarse la propiedad privada para darle usos públicos sin una compensación justa.

Enmienda VI.
(Ratificada el 15 de diciembre de 1791)
En toda causa criminal, el acusado gozará del derecho a un juicio público y expedito por un jurado imparcial del Estado y distrito en que el delito se haya cometido; distrito que deberá haber sido determinado previamente por la ley; así como a que se le haga saber la naturaleza y causa de la acusación; a que se le confronte con los testigos que depongan en su contra, a que se obligue a comparecer a los testigos que le favorezcan y a contar con la ayuda de un abogado que lo defienda.

Historia:

Los Derechos Miranda nacen en el estado de Arizona en la década de los 60’s. Llevan el nombre de Ernesto Arturo Miranda, quien fue acusado y declarado culpable de secuestro y violación. Su juicio estuvo lleno de irregularidades. Este se basó en la declaración de la policía, quien testificó que Miranda había confesado la autoría del crimen.

Por su parte, los abogados de Miranda apelaron el caso argumentando que la policía no le había informado al acusado que tenía derecho a permanecer callado ante las preguntas de los oficiales.

La Suprema Corte de Justicia estuvo de acuerdo e indicó que la policía tiene el deber de leer y dar a conocer los derechos de todos los sospechosos de un crimen.

La Corte Suprema resolvió (Miranda v. Arizona, 384 U.S. 436 ) que Miranda fue intimidado durante su interrogatorio y que él no entendió su derecho a no incriminarse ni su derecho a tener o solicitar un abogado. Sobre esas bases, la Corte revocó el fallo anterior. Miranda fue luego condenado en otro juicio, con testigos que declararon en su contra y otras pruebas presentadas.

Tras 11 años de condena, Ernesto Arturo Miranda hizo dinero vendiendo tarjetas impresas con la lista de advertencias que el denomino “Derechos Miranda”, las cuales llevaban su firma. Este hombre murió en 1976 tras ser apuñalado en una pelea en un bar. El sospechoso del asesinado invocó sus Derechos Miranda y se negó a hablar con la policía. Poco después, fue puesto en libertad y nunca se le presentaron cargos contra la muerte de Miranda.